La trampa invisible que casi mata mi negocio

Hace un par de años, mi negocio estaba bien.

Y ese fue el problema.

Tenía clientes, ingresos estables y un equipo funcional.
Pero nada crecía.
Era como estar en una habitación con oxígeno… pero sin ventanas.

Un día, mientras revisaba números, mi socio me soltó:

“¿Y si cerramos esta línea de servicio?”

Casi me da un infarto.
¡Era la más rentable!
¿Cómo íbamos a cerrar lo que más dinero generaba?

Pasé una semana entera haciendo lo que hacen los emprendedores que creen que piensan: justificando lo obvio.

Hasta que me di cuenta: lo que era rentable hoy, nos estaba robando el futuro.
Nos mantenía ocupados, pero no avanzando.

Ahí entendí que la mayoría de las malas decisiones no son errores, son elecciones cómodas que parecen inteligentes.

Nos venden la ilusión de seguridad, pero a escondidas nos detienen.

Desde entonces, cada vez que algo parece “demasiado lógico”, lo cuestiono.

No porque disfrute el caos, sino porque he visto cómo lo obvio se convierte en jaula.

Y los que realmente crecen, no buscan certezas: buscan claridad.

Si esto te suena, hay algo que te va a gustar.

Hace poco escuché un audiolibro que disecciona justamente cómo los grandes empresarios toman decisiones que parecen absurdas… hasta que triunfan.

Se llama “Decisivo: Las mejores decisiones de 11 empresarios icónicos.”

No es motivación barata.
Es una radiografía de cómo mentes como Jobs, Musk o Nike supieron romper lo lógico para crear lo inevitable.

Y cuando lo escuches, vas a empezar a notar tus propias trampas disfrazadas de buenas ideas.

👉 Escucha Decisivo aquí y aprende a decidir más allá de lo obvio.

Porque a veces, lo más racional que puedes hacer…

es atreverte a ser ilógico.

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